Eres como...

el chocolate: dulce, adictivo... pero motivo de campos de minas faciales como los de la Segunda Guerra Mundial.


martes, 29 de mayo de 2012

La cabra, la puta de la cabra

Como otro día cualquiera, me encontraba pegándome el queme corriendo por el barranco de Arucas [rugen las tripas]. Iba yo "tralalalalala, jodido masque de mierda". Había un perro y me quedé mirándolo en plan: qué me miras, mil leches.
Iba con mi padre, pero se me adelantó porque tenía hambre. Entonces seguí sola y de repente suena a mi lado
-¡Maaaaaaa!
Pegué el salto del siglo al tiempo que me preguntaba: what the fuuuuuuuuuuuuuck?
Me quedé observando al rumiante, hasta que pasó de mí olímpicamente y se marchó a las cañas como diciendo: wiiiiiiiiiiiii, ¡vete a la mierda!
Y me quedé pensando en lo que dijo mi profesora de lengua en un análisis [voz de Eduard Punset]: el otro día iba por el campo, vi una cabra y como tenía hambre me la comí.
Seguí corriendo como si nada hubiera pasado y tras tres minutos, no alcanzaba a mi padre y pensaba: "papá, pero papá, ¡no me abandones!"
Al final lo alcancé (estaba bebiendo agua) y pasamos cerca de la cabra y le grité: ¡ADIÓOOS CABRAAAA!

Finalmente... mi padre me dijo que estaba loca. Cosa que veo normal.